Positivismo Tóxico: No caigas en su trampa

Hace algunos días hablando con una amiga escuché el concepto de “Positivismo Tóxico”, inmediatamente lo relacioné con un exceso de positividad, como todos sabemos llevar las cosas al extremo, no siempre estará bien, sobretodo sí se trata de las emociones.  Sin embargo, decidí leer un poco más y conversar con algún experto en salud mental.

Ser positivo no tiene nada de malo, de hecho existe la sicología positiva, cuyo concepto clave es: el optimismo, enfocándose en el bienestar, la felicidad y otras características positivas. Su enfoque es descubrir y promover aquello que nos hace bien para ayudarnos a prosperar. (Hefferson & Boniwell, 2011). El optimismo tiene muchas formas de entenderse, en general, es una percepción realista que no busca negar nuestras emociones.

Para el sicólogo americano, Martin Seligman, el pesimista no nace, sino que se hace por circunstancias de la vida. Sin embargo, también dice que podemos combatir ese pesimismo y transformar nuestros pensamientos negativos en otros más positivos. Para ello, el punto de partida es aceptar todo nuestro abanico de emociones.

Entonces poner el ojo en los aspectos positivos de las distintas situaciones que experimentamos, puede ser terapéutico y constructivo. El problema surge cuando llevamos ese positivismo al extremo, imponiéndonos una actitud falsamente positiva, no dando espacio para emociones negativas, convirtiéndolo en tóxico.

@johansson.linnea

Desde la llegada de la Pandemia, en que estamos viviendo un momento extraño, donde experimentamos una variedad de emociones: frustración, miedo, ansiedad, angustia, etc, nos vemos diariamente bombardeados por mensajes que apuntan a entregarnos mensajes como: “todo va a estar bien”, “hay que tirar para adelante”.

Las redes sociales pueden jugar en contra. Al comienzo de la cuarentena, el año pasado, todos los influencers mostraban mil y una cosa para hacer durante el encierro;  recetas de cocina, rutinas de ejercicios, productos de belleza, postales de viajes pasados, para mantenernos ocupados, y no perder la rutina. Personalmente, que recién estaba procesando lo que nos estaba ocurriendo me generó más ansiedad que calma. Creo que necesitamos más honestidad en cuanto a las vulnerabilidades, para sentiremos más libres al experimentar todo tipo de emociones. Está bien no estar bien y no saber qué hacer por un momento o simplemente no querer hacer nada.

Para la Sicologa Edith Valenzuela, El positivismo tóxico es una forma de evadir aquellas emociones que podemos tildar como “negativas”. “Es necesario bucear en ellas, mirarlas y sanarlas”. Comenta. “Cuando nos quedamos en lo positivo todo el tiempo, y mostramos solo el goce, el disfrute, estamos evadiendo,  no queremos mirar los dolores que hay. Las heridas existen y duelen. Es necesario trabajar los temas pendientes aunque sean dolorosos, permitir que la herida se limpie y pueda sanarse. No debemos caer en ese positivismo falso, en donde no hay que estar triste, donde no miramos el pasado, ni ser pesimistas. Al hacerlo tarde o temprano el sistema colapsa y buscará una alternativa para expresarse, generalmente sucede a través del cuerpo, comienzan los dolores, problemas en la piel u otras enfermedades”, agrega la especialista.

Finalmente el llamado a es a ser más honestos y no tener miedo de expresar la emoción que estemos atravesando. Reconocer que no todo está bien, nos entrega herramientas muy valiosas como la resiliencia. También aprender a escuchar al otro y no negar sus emociones, apresurándote a llevarlo a pensar de manera positiva, intenta reflexionar sobre su malestar o miedo, escucha, sin hablar.

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